Un proceso marcado por desafíos y perseverancia.
La consolidación territorial de la comunidad estuvo lejos de ser un proceso sencillo. Este camino estuvo marcado por serios problemas que incluyeron enfrentamientos físicos y conflictos legales con comunidades vecinas, entre las cuales el pueblo “Natagua” destacó como uno de los principales opositores. Durante cerca de tres años, las tensiones alcanzaron niveles alarmantes, con episodios críticos que incluyeron amenazas directas hacia líderes comunitarios, así como detenciones injustas que buscaban intimidar y desestabilizar el movimiento en favor de la consolidación.
Sin embargo, frente a estas adversidades, la comunidad demostró una fortaleza y resiliencia extraordinarias. Mediante la unidad, la determinación y un profundo compromiso colectivo, lograrán mantenerse firmes ante cada desafío. Este esfuerzo conjunto permitió no solo superar los obstáculos, sino también asegurar el territorio que hoy no solo representa un espacio físico, sino un símbolo de identidad, lucha y esperanza para las generaciones futuras.
“Despierta, pueblo mío, y lucha por tus derechos. La tierra es nuestra madre, no dejemos que nos la arrebaten.”
Dolores Cacuango
